El lunes, el Pentágono anunció que el último soldado estadounidense salió de Afganistán dejando al país en manos de los talibanes, sus enemigos de 20 años.
En la madrugada de Kabul, talibanes y seguidores suyos celebraron ese momento histórico, doloroso para el presidente estadounidense Joe Biden, con disparos, fuegos de artificio y gritos de alegría.