McDonald’s, al igual que otras grandes empresas estadounidenses criticadas por tardar en cortar los puentes con Rusia tras la invasión a Ucrania, optó por ceder a la presión pública y suspendió sus actividades en el país.
“La situación es extraordinariamente difícil para una marca mundial como la nuestra y hay muchas consideraciones a tener en cuenta”, subrayó Chris Kempczinski, director general de la empresa.
Cabe resaltar que, el grupo seguirá pagando a sus 62.000 empleados en el país, así como a sus múltiples proveedores. Rusia representa el 9% de su facturación.
“Al mismo tiempo, respetar nuestros valores significa que no podemos ignorar el sufrimiento humano inútil que tiene lugar en Ucrania“, agregó el representante.