Nuestro país mantiene un rango objetivo de inflación entre el 1 % y el 3 %, anclando las expectativas inflacionarias y reduciendo la dolarización del crédito al 23 % en 2023.
En febrero de 1997, la inflación anualizada alcanzó la tasa de 9,4 por ciento, dejando atrás un largo período en el que los precios aumentaban a tasas anuales de dos, tres y hasta cuatro dígitos durante la hiperinflación.
Por ejemplo, entre agosto de 1987 y agosto de 1990, la tasa de inflación acumulada fue de 3,5 millones por ciento; mientras que, en las últimas dos décadas, la inflación promedio anual ha disminuido a una cifra alrededor de 3 %.
Esta mejora se logró debido a una importante transformación en la política monetaria. La reforma de principios de los noventa dotó al Banco Central de Reserva del (BCR) de autonomía constitucional dentro de su Ley Orgánica que hizo que enfocara su objetivo en la estabilidad monetaria.
Con el nuevo milenio, la política monetaria experimentó una modernización que la equipara con los principales bancos centrales del mundo. En 2002, implementó el Esquema de Metas Explícitas de Inflación (MEI), fijando desde 2007 un rango objetivo entre 1 y 3 por ciento, lo que permite anclar las expectativas inflacionarias de los agentes económicos y reducir la dolarización.
A pesar de que en ocasiones la inflación ha superado el rango meta por choques de oferta, como el aumento de los precios de los alimentos, los combustibles o la depreciación cambiaria, el Banco Central ha implementado medidas preventivas para evitar que esos factores temporales se reflejen en las expectativas inflacionarias, las que se han ubicado el 77 por ciento de las veces dentro del rango meta en los últimos 22 años.
Crédito: RPP